Lista 1- Diálogo externadista
Profes de todas las facultades para toda la Universidad
Si bien en el Externado tenemos arraigados los principios de libertad de pensamiento, expresión y cátedra, no es así en materia de transparencia y participación democrática. La opacidad y discrecionalidad no favorece la igualdad en el disfrute de los derechos y en el cumplimiento de los deberes de los profesores. Paradoja notable en una institución liberal como la nuestra, que se contradice con la lógica generalizada de la mayoría de las universidades más respetables del mundo que practican una gobernanza corporativa. ¿Por qué nuestros profesores, que tienen probada reputación y claro interés por trabajar por la Universidad, no encuentran los espacios para sumar y construir?
Hemos tenido un Consejo Directivo por 23 años integrado por estudiantes y profesores sin alternancia de estos últimos, sin que el cuerpo en su conjunto, se reconozca como el principal órgano de gobierno o que al menos hubiera ejercido una suerte de contrapeso a la rectoría. En una estructura vertical como la nuestra, los contrapesos dependen -como sucedió por muchos años- de que podamos acceder al rector para que reconsidere, en términos académicos, los limitantes administrativos. En los últimos años, el contrapeso ya no solo depende de la posibilidad de que el doliente acceda al rector, sino de los múltiples comités y de una Dirección Financiera, todos poderosos en criterios administrativos que condicionan lo académico y la investigación. Esto explica que nos veamos obligados a renunciar a proyectos o programas que no cuentan con puntos de equilibrio, pese a que se trate de atender una necesidad social y, por ende, estratégica para la Universidad.
La situación se ve agravada por la inexistencia de canales claros de rendición de cuentas y de control interno, de ahí la necesidad de un cambio de los representantes de los profesores en el Consejo Directivo, quienes además de su liderazgo y reputación probados, deben comprometerse a generar canales para la transparencia, una oficina de control interno y devolverle la designación de la revisoría fiscal al Consejo de Profesores. La oficina de Control Interno y la Revisoría Fiscal deben rendir cuentas ante el Consejo de Profesores y el Consejo de Estudiantes. La información financiera y contable de la Universidad, que se reporta a las entidades públicas supervisoras de la educación superior, debe estar a disposición de toda la comunidad universitaria.
De ahí la necesidad de que el Externado gire hacia una gobernanza corporativa, fundada en el diálogo y la concertación, donde los miembros del Consejo Directivo, que representan los intereses de los profesores y estudiantes, sepan canalizar estos, y se deban y rindan cuentas al Consejo de Profesores y al Consejo de Estudiantes.
En consecuencia de lo anterior, proponemos, además:
Adoptar un reglamento que rija el funcionamiento del Consejo Directivo, que asegure la representación de las distintas facultades y unidades académicas con la participación de los representantes elegidos en calidad de suplentes. Que dicho reglamento incluya un mecanismo de consulta a los profesores para efectos de la elección del rector.
Que los consejos de facultad tengan canal directo con el Consejo Directivo y diriman asimetrías de información, y puedan ejercer contrapesos a las decanaturas.
§ Concertar el Proyecto Académico Externadista con la comunidad universitaria, atendiendo las demandas locales, nacionales y globales.
Actualizar los Estatutos de la Universidad con la participación de los consejos de Profesores y de Estudiantes.
Promover mecanismos de consulta a los profesores de las respectivas unidades académicas para el nombramiento, por parte del rector, de los decanos.
§ Respetar el período de dos años por el que seremos elegidos y revisar la conveniencia de este término para futuros integrantes del Consejo Directivo.
Garantizar la participación equitativa de las diferentes facultades y unidades académicas en la distribución de los recursos para fortalecer su desarrollo y contribución al bienestar financiero de la Universidad.
Garantizar una gestión administrativa más ágil y eficiente, al servicio de la docencia y la investigación, con procesos previamente definidos y rendición periódica de cuentas.
Definir una política integral contra todas las formas de maltrato, acoso y discriminación. En el marco de esta, establecer estrategias, instancias, rutas y mecanismos de prevención, detección, atención y sanción.
Crear e implementar, de forma participativa y coordinada, una política integral dirigida a prevenir, sancionar y erradicar la violencia basada en el género que incluya, entre otros, medidas y estrategias para asegurar la equidad hacia las mujeres y las personas LGTBIQ+ en todos los espacios académicos y administrativos de nuestra Universidad.
Emprender, en nuestra comunidad académica, todas las transformaciones necesarias para superar las barreras físicas y pedagógicas que impiden la inclusión plena de las personas en situación de discapacidad y con necesidades educativas especiales.
Estamos, pues, frente a una oportunidad única de lograr cambios en la gobernanza del Externado, mediante el diálogo y la concertación, sin miedo al futuro e interesados en la dignificación del profesor y en la consolidación del proyecto institucional. Lealtad con el Externado y no con el statu quo que beneficia a unos pocos y nos debilita como Universidad.
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